Porcuna

Porcuna es un pueblo situado al oeste de la provincia de Jaén, a mitad de camino entre la propia Jaén y Córdoba. Su población actual es de unos 6.000 habitantes, aunque allá por los años 40 superaba las 14.000 almas. Su término municipal ocupa 174,50 kilómetros cuadrados, lindando con los pueblos de Lopera, Arjona, Higuera de Calatrava y
Torredonjimeno, en Jaén, y con Baena, Valenzuela y Cañete de las Torres, en Córdoba.

plano de Porcuna

El casco urbano moderno esta situado sobre uno de los muchos cerros-testigo que se elevan en esta zona de la campiña, cercana al Guadalquivir. Cruza su término de sur a norte el río Salado, de abundantes crecidas invernales y escaso caudal en verano. Cercanos están Los Alcores, Albalate o el Cerrillo Blanco, donde se han encontrado abundantes vestigios de todos los seres humanos que por nuestras tierras han pasado.

La ocupación humana de Porcuna y alrededores se remonta al Paleolítico, y continúa en tiempos Neolíticos, hasta la edad de Bronce, donde se han catalogado cantidad de asentamientos. Se puede decir que Porcuna ha estado habitada sin pausa desde hace al menos 6000 años. En el Cerrillo Blanco se encontró un enterramiento colectivo, posiblemente de una parte de la comunidad residente en lo que hoy en día es el casco urbano. Ya en época íbera y luego con la llegada de los romanos, el pueblo cobra gran importancia, llamándose primero Ipolca, y después Obulco. Fue entonces cuando se le otorgó el título de «Ciudad Vencedora Noble», y el de «Municipio Pontificense», por parte de Julio César,  siendo junto a Cástulo (Linares) o Iliturgi (Mengíbar), las ciudades más importantes de esta parte de la Bética, acuñándose sus propias monedas.

Guerrero íbero de Porcuna  Toro ibérico de Porcuna

Fotos: Cabeza de guerrero y Toro de Porcuna

Luego llegó el dominio visigodo, que coincidió con las primeras manifestaciones de culto a la Virgen en Alharilla, y después los árabes, que hasta 1240 aproximadamente dominaron el pueblo bajo el nombre de Bulkuna o Berkuna, siendo una de las capitales del distrito
(Iqlim) bajo dominio del emirato de Córdoba.

Entonces llegó la Orden de Calatrava, que la convirtió en uno de sus lugares más
importantes y la dotó de grandes sistemas defensivos, incluyendo las murallas (hoy completamente desaparecidas). En el siglo XV se construyó la Torre de Boabdil, siendo cárcel del último rey moro de Granada, que le dio nombre, antes de que definitivamente la ganaran los Reyes Católicos.

Luego llegaron los problemas derivados del sistema impuesto por los gobernantes, y el pueblo, con más de 5000 habitantes probablemente en 1600, fue pasando aquella época con una total dependencia del campo, y con las dificultades que ello conlleva. Había nobleza, pero también muchos pobres, que poco a poco salían adelante. Existió también una gran emigración a las nuevas tierras de América, dato que se constata cuando observamos que Porcuna fue uno de los pueblos de Jaén de donde más personas embarcaron para «Las Indias».

Iglesia de Porcuna, vista desde el Arco

Foto: Vista de la Plaza de Andalucía, a traves del Arco

Hasta la época de la Restauración Borbónica, a finales del siglo XIX, no comenzó a despegar definitivamente en lo que a población se refiere. Este hecho llevó a Porcuna a casi 9.000 habitantes al acabar el siglo. Se comenzó a adaptar el pueblo a las necesidades futuras, y se le dotó de las primeras infraestructuras que lo harían salir de la Edad Media.
La mortalidad descendió enormemente por los descubrimientos médicos de la época, y la natalidad se mantuvo abundante. Por tanto, en pocos años Porcuna llegó a los 14.000 habitantes. Luego vino la guerra que destruyó en parte al pueblo (ya con el título de «ciudad»), que sufrió las consecuencias de estar en ambos bandos.

La época actual vive todavía la resaca de la enorme emigración, que la ha llevado a
la mitad de su población. Hoy podemos decir que hay por España y por el Mundo, más de 50.000 personas que «son» de Porcuna, aunque en el siglo XX su familia la tuvo que dejar con todo el dolor de su corazón. Sólo en los veranos, vuelven algunos, pasando el pueblo casi a doblar su población en esta época.

Porcuna desde el aire 

Un dicho reza: «Nunca irás tan lejos que no te encuentres a alguien de Porcuna«. Es real, hay tantos por ahí repartidos y aman tanto a su pueblo que siempre lo tienen en la boca y nunca lo olvidan.

Como ejemplo histórico podemos poner el de muchos porcuneros que viajaron a
las Indias en el siglo XVI, que como uno de sus datos personales más importantes siempre citaban el nombre de su pueblo, Porcuna, anteponiéndolo a cualquier otro y llevándolo siempre en la boca.

Ahora tenemos muchas fiestas, muchas vírgenes y santos, mucha gente que ama a su pueblo, algunos monumentos de renombre y un pasado glorioso. Sólo falta que el futuro sea más claro de lo que lo es ahora, porque hay que adaptarse a los nuevos tiempos. Renovarse o morir.

Autor: Webmaster